Tenis | Roland Garros

El consejo de Alcaraz a Zeballos para la final: “Anda a ganarla”

El argentino revela que le pidió consejo “a McEnroe, a Henman, a Charly...”. Y Granollers, que tenía “al diablo” diciéndole que “no dejara escapar otra”.

Horacio Zeballos y Marcel Granollers, con el trofeo de campeones de Roland Garros.
JULIEN DE ROSA | AFP
Nacho Albarrán
Nació en Madrid en 1972. Se licenció en Periodismo por la Universidad Complutense. Entró en AS en 1996 para documentar partidos de fútbol y estuvo en Cierre antes de encargarse, durante cinco años, de la delegación de Asturias. Después formó parte del equipo de Ediciones y fue redactor de Baloncesto. Desde 2017 se ocupa del tenis día y noche.
París Actualizado a

Sonrientes, pero con la tensión aún visible en sus rostros y, sobre todo, en sus ojos enrojecidos, Marcel Granollers y Horacio Zeballos atendieron a los medios de comunicación españoles y argentinos en la sala principal de conferencias del centro de prensa de Roland Garros. Llegaron con el trofeo de campeones del torneo, primero para ellos de Grand Slam, tras derrotar de forma agónica a los británicos Joe Salisbury y Neil Skupski.

“Es una alegría única. Desde chiquito, en el club de mi padre, me acuerdo de jugar con todos mis amigos, al frontón, a la vela. Y decir, bueno, ojalá ganar en un Grand Slam, ojalá ganar Roland Garros. Y hoy se nos dio, después de varias finales, de varias veces que nos habíamos quedado ahí con las ganas, hoy se pudo concretar y en el torneo más especial para mí”, dijo Zeballos, antes de revelar que le había pedido consejo sobre cómo jugar las finales “a McEnroe, a Tim Henman, a Charly Alcaraz”. "Porque nos habíamos quedado en la puerta ya de varias finales. Y quería buscarle la vuelta con Marcel, con Ale, con Sherry, con todo nuestro equipo. Pedirle consejos a los campeones, porque realmente la quería ganar", añadió. Después contó lo que le había dicho el murciano: “Todo lo que hablamos nosotros, me lo dijo Charly en dos palabritas: ‘Anda a ganarla. Anda a ganarla. No te quedes con nada. Ganes o pierdas, después, quedate con la tranquilidad de que saliste a ganarla y que no dejaste nada en el cuerpo’”.

Para Marcel, ser campeón supone un alivio: “La verdad es que estoy feliz de haberlo ganado con Horacio. Porque llevamos muchos años con muy buenos resultados. Y las finales que perdimos fueron momentos difíciles. Supimos aguantar bien juntos y seguir trabajando para mejorar como pareja. Nunca hemos parado de intentarlo y tenemos el premio. Creo que peso 10 kilos menos ahora. El día de descanso fue bueno para recuperar, pero la cabeza iba a 3.000. Y jugar a las siete de la tarde, con todo el día para pensar… Estás con muchas ganas de ganar, pero quieras o no tienes en la cabeza al diablo que te habla y te dice que no dejes escapar otra final”.

El barcelonés agradeció emocionado el gesto que tuvo con él Zeballos cuando decidieron no competir en el Open de Australia por su lesión. “Fue un momento duro. Yo me acuerdo el día que decidimos que no jugábamos, que nos reunimos con Horacio, su equipo y mi equipo, mi hermano, en una habitación del hotel y fue difícil. Porque yo lo intenté, pero al final el que se quedaba sin jugar era Horacio, que él estaba bien. Se lo he dicho y hoy se lo vuelvo a repetir, que le agradezco que en ese momento sentí su apoyo, su cariño. De esto se trata el doble, de entendernos. En otro momento le puede pasar a él. Le agradezco el trabajo y aguantar hasta el día de hoy”, expresó Marcel. “Nadie se salva solo, el Eternauta”, le contestó Horacio, utilizando una frase de la serie argentina protagonizada por Ricardo Darín.

El puntazo de Zeballos y el final de Granollers

Dos momentos clave del partido fueron el punto increíble que anotó Zeballos con un marcador adverso al servicio, por fuera de la red, y los últimos tantos que anotó Granollers. El primero fue cerca de la placa de Nadal. “Me iluminó, me iluminó Rafa”, itió Horacio. “Al final ya no quedaba otra. El punto ese fue, obviamente, dejar la vida. No me importaba nada, quería correrla, llegar y hacer lo que pudiera. Obviamente, no es un golpe que uno practica ni nada, sino que le pone el corazón y pasó. Hoy se dio. Viste que hay veces que yo creo que en todo momento los campeones un poquitito de suerte necesitan. Y ese fue mi momento de suerte”, relató el argentino.

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“Yo tampoco sé realmente lo que he pensado. La verdad es que estaba jugando con el corazón. Y hemos jugado un último juego increíble. Horacio, con el 0-30, ha aguantado un peloteo que era muy complicado, con el otro que se ha cruzado. Ha sido muy valiente aguantando ese punto. Y hemos sido capaces en ese juego de tener el temple suficiente como para encarar el punto con valentía. Y hemos jugado con el corazón”.

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