Saltos | Tom Daley

El niño prodigio que venció al acoso escolar, la homofobia y una orfandad temprana

Desde su triunfo entre séniors con nueve años a su retirada en París 2024, un documental repasa la vida de Tom Daley, a quien su mánager aconsejó no salir del armario para “no perder patrocinios”.

El niño prodigio que venció al acoso escolar, la homofobia y una orfandad temprana
Clive Rose
Iván Molero
Llegó al Diario AS como estudiante en prácticas en 2002, y desde que se licenció en Periodismo por Blanquerna, de la Universitat Ramon Llull, se ha especializado en la información del Espanyol, sobre el que también ha co-escrito libros, todo ello atendiendo al seguimiento de otros equipos, deportes y eventos desde la delegación de Barcelona.
Actualizado a

Tom Daley, 1.6 segundos’ se titula, por el tiempo que dura un salto desde la plataforma de diez metros y hasta que alcanza el agua. Una rutina que desde muy pequeño, primero como niño prodigio y más tarde como uno de los mejores clavadistas de todos los tiempos, consagró al británico, campeón olímpico y del mundo, cuya brutal trayectoria se explica en primera persona y con todo lujo de detalles ahora en un documental estrenado por el canal Max.

Descubrió los saltos Daley (Plymouth, 21-05-1994) a los siete años, y enseguida empezó a ganarlo todo, lo que le procuró la atención de los medios. Y, donde estos no llegaban, estaba Robert, su padre, cámara en mano para recoger cada instante. “A los nueve años, le apuntamos a una competición sénior para que entendiera que no siempre se puede ganar… Y la ganó”, explica Debbie, su madre. “En ese periodo de mi vida, pensaba que nada podría ir nunca mal: ganaba campeonatos nacionales, europeos, aprendía nuevos saltos, me clasificaba para los Juegos…”, enumera el protagonista.

En Pekín 2008, con solo 14 años

Porque, efectivamente, Daley participó con solo 14 años en su primera cita olímpica, Pekín 2008. “Era curioso ver cómo iba a unos Juegos siendo mi madre quien me hacía la maleta”, recuerda como uno de los contrastes de aquella aventura. Como la de que su compañero en los saltos sincronizados fuera un Blake Aldridge que le doblaba en edad. Y que culpó a Tom de no haber logrado una medalla.

El niño prodigio que venció al acoso escolar, la homofobia y una orfandad temprana
Tom Daley.Clive Rose

Pero lo peor aún estaba por suceder. Su retorno al colegio le hizo sentir “como un alien”. Lejos de ser aplaudido, empezó a sufrir acoso escolar por parte de sus compañeros, y se tuvo que cambiar a un centro donde estudiaban otros deportistas de elite. Su primer oro mundial, en Roma 2009, le dio “esperanza y gasolina”. Pero en 2011 llegó el gran mazazo de su vida: la muerte de su padre por un tumor cerebral.

El tumor cerebral de su padre

“Me preguntaba ‘¿cómo seguiré saltando? ¿cómo competiré, cómo iré a otros Juegos sin él?’”, reflexiona Tom, quien añade: “Recuerdo la última vez que le apreté la mano y él ya no la volvió a agarrar”. “Era mucho más que mi padre. Era mi seguidor, mi mejor amigo, mi asesor mental, mi vida entera. En esa etapa de vida, empecé a ir con el piloto automático”, confiesa. Un drama familiar al que se añadió un trastorno alimenticio. “Pero parece que los chicos no pueden ese tipo de problemas mentales, porque no es cosa de machos”, lamenta el saltador, quien rubrica: “Me sentía muy solo”.

Sin embargo, se clasificó para Londres 2012, donde como héroe local una lluvia de ‘flashes’ desde la grada le dificultó un primer salto que pudo repetir. Y se colgó el bronce. “Es la primera vez que experimenté algo parecido a la felicidad desde que mi padre murió. No quería nada más en el mundo que una medalla olímpica. Y la conseguí”, afirma.

Tenía tan solo 18 años, había conseguido su objetivo, pero “como marca, tenía más demanda que nunca”. Y debía mantener a su familia. Así que se volcó en los compromisos publicitarios y desde el equipo de saltos de Gran Bretaña no faltaron las críticas y los reproches. Hasta después de los Mundiales de Barcelona 2013, cuando decidió mudarse a Londres y recibió la llamada de la entrenadora Jane Figueiredo, dispuesta a cambiar su vida para prepararlo.

Su reconocimiento de la homosexualidad

Ese 2013 fue crucial en su vida personal, puesto que conoció al cineasta Dustin Lance Black, ganador en 2009 del Oscar al mejor guion original por ‘Milk’. Y conectaron. “Me di cuenta de que sentirse atraído por un hombre no era solamente algo sexual, sino que podía enamorarme”, sentencia un Tom Daley que vio cómo los oscuros intereses económicos de su entorno profesional.

“Recuerdo estar organizando una fiesta y decirle a mi mánager a quién iba a invitar”, refiriéndose obviamente a Black, “y que me comentara ‘cuidado con ser fotografiado junto a Lance, porque sabes que es un reconocido activista LGTBI y no querrás que la gente piense que eres homosexual’. Y yo pensé, ¿eso está mal?”. “Tuvimos varias reuniones de crisis en que me decía que por salir del armario iba a perder a mis patrocinadores, que iba a perder a mis seguidores, y así cómo iba a poder competir en países como Rusia. Me hacía sentir pánico sobre lo que debería o no debería hacer”, relata el saltador.

El niño prodigio que venció al acoso escolar, la homofobia y una orfandad temprana
Tom Daley, junto a su marido, en el anuncio de su primera paternidad.

Llegó Daley a conceder una entrevista, popular en su país, en la que aseguraba no ser gay, pero lógicamente esa falsedad no le hizo sentirse mejor. “Yo me sentía homosexual desde que tenía tres años, y estaba viviendo la vida de otra persona, lo cual era agotador. Es cuando decidí hacerlo público”, zanja. Y apostilla: “Fue terrorífico publicar ese vídeo, pero la respuesta fue abrumadoramente positiva. Me sentí liberado, ya nunca más tendría que llevar una máscara”.

Aun así, apenas le quedaban ganas para preparar otros Juegos, hasta que Figueiredo le enseñó en vídeo un salto estratosférico del Cirque du Soleil y le propuso emularlo. Lo bautizaron “el fuego artificial”. Y se plantó en Rio 2016, donde obtuvo el bronce en sincronizados y batió un récord olímpico de puntuación en los preliminares de plataforma individual y sin embargo, por una infección de oído que hasta ahora no había desvelado, acabó fuera de la final.

“Si no has ganado aquí es porque tu hijo te tiene que ver colgándote un oro”, le hizo ver entonces Black, con quien se casó meses después. “En las grandes historias de Hollywood, justo antes de que el héroe se eleve llega el momento más oscuro. Y así empieza el tercer acto”, narra el propio guionista y director.

El niño prodigio que venció al acoso escolar, la homofobia y una orfandad temprana
Daley, con Jane Figueiredo.Matt Dunham

De la pandemia al oro

Y ese tercer y definitivo acto se inició con una pandemia que le sirvió a Tom para aprender “que no lo puedes tener todo bajo control” y que le dio tiempo para estar con sus dos hijos. Fue la antesala de la gloria, de unos Juegos de Tokio 2020 en que creían “humanamente imposible derrotar a la dupla china” pero lo consiguió junto a Matty Lee. El ansiado oro olímpico.

“Pensé que ya lo había logrado todo, que ya estaba”, ite el protagonista de esta historia, quien no volvió a saltar hasta 2023, cuando en una visita al museo olímpico y paralímpico de Colorado Springs, Estados Unidos, mucha gente le reconoció y echó a llorar. Su hijo mayor le dijo “papá, quiero verte saltar en unos Juegos”. Y se reactivó.

Se mudó Tom Daley a Los Ángeles, a un año de París 2024, para entrenarse en UCLA. Solo una vez al día, solo sincronizados, sin la presión de estar observado, en su país. Y de ese modo llegó al Centro Acuático de Saint Denis, el pasado verano.

El niño prodigio que venció al acoso escolar, la homofobia y una orfandad temprana
Tom Daley, con Helen Glover, como abanderados de Gran Bretaña en la ceremonia inaugural de París 2024.NAOMI BAKER
Noticias relacionadas

“Ver a mi marido y mis hijos en la grada me hizo pensar que ese era el momento que había deseado”, confiesa, antes de que el documental se centre en su medalla de plata, en sus quintos Juegos, en el nadador con más podios olímpicos en la plataforma. “Toda mi vida ha ido sobre saltar, sobre perfeccionar lo que transcurre en 1.6 segundos. Han sido los mejores 23 años que jamás hubiera podido imaginar”, concluye Daley en un documental magnífico.

¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí

Etiquetado en:

Comentarios
Normas

Rellene su nombre y apellidos para comentar

Tu opinión se publicará con nombres y apellidos

Te recomendamos en Polideportivo