NBA

Calabazas para los Knicks

Ni Rockets ni Wolves ni Mavericks permiten a los neoyorquinos negociar con Udoka, Finch y Kidd. La búsqueda del sustituto de Thibodeau se complica.

Jason Kidd, durante un partido de esta temporada entre Mavericks y Suns.
RON JENKINS | AFP
Juanma Rubio
Nació en Haro (La Rioja) en 1978. Se licenció en periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. En 2006 llegó a AS a través de as.portalmineiro.net. Por entonces el baloncesto, sobre todo la NBA, ya era su gran pasión y pasó a trabajar en esta área en 2014. Poco después se convirtió en jefe de sección y en 2023 pasó a ser redactor jefe.
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Los Knicks eliminaron a los Celtics, el campeón en defensa de su corona, y se clasificaron para su primera final de Conferencia en un cuarto de siglo. Un éxito rotundo, un ataque de euforia después de superar, con todos los pronósticos en contra, al odiado y eterno rival del Atlántico… y, después, un chasco tremendo. Los Knicks se quedaron en el siguiente escalón, a las puertas de la pelea por el anillo tras caer contra otro viejo rival (la gran ciudad contra el campo, en este caso), Indiana Pacers. El mismo equipo (y mismo resultado: 4-2) que en su última visita a la penúltima ronda, en 2000.

La temporada dejó, finalmente, mal sabor de boca. En fase regular, 51 victorias (el mejor dato desde 2013, temporada en la que también fueron eliminados por los Pacers) pero sin la sensación de gran aspirante al título con la que se había fantaseado cuando se terminó de ensamblar un quinteto de ensueño: Jalen Brunson, Mikal Bridges, OG Anunoby, Josh Hart y Kar-Anthony Towns. Faltaba rotación (no había nada en el banquillo después de un órdago que incluyó tres traspasos de primera magnitud por Anunoby, Bridges y Towns), faltaba defensa en el eje central que forman base (Brunson) y pívot (Towns) -además, las dos grandes referencias en ataque- y, para muchos, faltaba imaginación para exprimir las posibilidades ofensivas del equipo. El caso es que, entre unas cosas y otras y aunque tras la eliminación se vendió la idea contraria, Tom Thibodeau fue despedido después de un lustro al frente del equipo, título de Entrenador del Año (2021) incluido.

Ahora hay muchos rumores: se ha filtrado que los Knicks podrían buscar un nuevo golpe en el mercado. Se han echado cuentas con Kevin Durant (difíciles) y Giannis Antetokounmpo (prácticamente imposibles)… pero, por encima de todo, está el hecho obvio de que hace falta un nuevo entrenador. Uno que saque el máximo de un equipo pensado para ser campeón ya, en una venta de competición corta, y que sea capaz de expandir y moldear las rígidas ideas de Thibodeau, en todo caso un gran entrenador que asegura unos mínimos que suponen un riesgo para su sustituto: el que llega tiene que mejorar sus números y resultados… y dar el salto definitivo a la lucha, con todos los galones, por el campeonato. No es fácil.

Los ilustres no están a tiro

Hasta ahora, los intentos de los Knicks se han encontrado con portazos. Han sonado nombres ilustres del baloncesto universitario y, como siempre en estos casos, los de los asistentes de más rango en las franquicias profesionales. Pero Leon Rose, el ejecutivo al frente de este proyecto knickerbocker, ha intentado cazar a entrenadores NBA con contrato en vigor, y no ha podido. Según información de Shams Charania (ESPN), el último rechazo, hoy mismo, ha llegado desde Dallas: Rose pidió permiso para negociar con Jason Kidd, un paso necesario en la NBA cuando un entrenador tiene contrato en vigor, y la respuesta de los Mavs fue negativa. Pese a que se había filtrado el interés de Kidd por, como mínimo, escuchar a Rose y se habían dejado en el aire las intenciones del equipo texano, este ha optado por cortar de raíz cualquier opción y seguirá teniendo al entrenador con el que jugó (todavía con Luka Doncic, claro), las Finales de 2024.

Antes, en los últimos días, habían llegado otras dos negativas sonadas: Houston Rockets no dio permiso a que los Knicks hablaran con su entrenador, Ime Udoka, y Minnesota Timberwolves protegió de la misma manera al suyo, Chris Finch. Dos de los equipos al alza en el Oeste no tienen ninguna motivación para separarse de sus técnicos. Así que los Knicks tendrán que seguir buscando y, seguramente, ser más creativos (y arriesgados) en el proceso. Fuera del entorno NBA, otro ‘no’ de primera magnitud ha sido el de Jay Wright, que aseguró que no tiene intención de volver a los banquillos después de más de dos décadas al frente de la Universidad de Villanova, donde triunfó (campeón en 2016 y 2018) con tres integrantes del citado quinteto de los Knicks: Brunson, Hart y Bridges. Así que toca seguir buscando mientras algunos se preguntan si los Knicks deberían, a la vista de las puertas que se están encontrando cerradas, haber esperado antes de tomar la decisión definitiva con Thibodeau a tener una visión más clara del mercado de entrenadores.

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